Cuando hable sobre los efectos secundarios de la quimioterapia, escuchará con frecuencia la palabra "nadir", principalmente con referencia a los recuentos sanguíneos, particularmente los recuentos de leucocitos y plaquetas. Nadir significa básicamente "punto bajo", sin embargo, una explicación más detallada puede aclarar el uso de este término en relación con el tratamiento de quimioterapia.
El nadir afecta los recuentos de leucocitos (glóbulos blancos) y hematíes (glóbulos rojos), así como de plaquetas.
La administración de quimioterapia no sólo afecta a las células cancerosas que se dividen rápidamente, sino que también afecta a algunas de las células normales del cuerpo, particularmente las células normales que se dividen rápidamente, como las del cabello, las paredes de la boca, las paredes del tracto intestinal y las células sanguíneas (leucocitos, hematíes y plaquetas).
Las células sanguíneas se producen en la médula ósea, el núcleo interior esponjoso de los huesos más grandes del cuerpo. Hay células muy inmaduras llamadas células madre, a partir de las que se desarrollan los diversos tipos de células sanguíneas. Estas células madre no se reproducen rápidamente y la probabilidad de que la quimioterapia las afecte es menor. A medida que las células maduran, hay determinadas fases en las que se dividen con mayor rapidez. Durante esas fases es cuando las células son más sensibles a la quimioterapia. Cuando se administra la quimioterapia, las células más maduras pueden continuar su desarrollo durante varios días hasta madurar completamente. Cuando estas células llegan al final de su período de vida, el suministro circulante se agota y el recuento sanguíneo desciende a un punto bajo, el nadir.
Salir del nadir y volver a lo normal
Los recuentos sanguíneos volverán a ser normales en un lapso de tres o cuatro semanas, una vez que el sistema de retroalimentación del cuerpo haya comunicado a las células madre de la médula ósea que deben aumentar la producción y comenzar a producir células nuevas. Si se administra quimioterapia en el momento en que las células madre de la médula ósea aumentan su producción, esto podría causar daños permanentes en la médula ósea. La programación de los ciclos de quimioterapia tiene en cuenta este proceso. Por ejemplo, algunos fármacos de quimioterapia se administran los días 1 y 8 de un ciclo de 28 días. La segunda dosis de quimioterapia, administrada una semana después de la primera, se tolera debido a que las células madre aún no han aumentado su producción (todavía se encuentran en el nadir). Éstas no han aumentado su producción porque el segundo tratamiento se administra antes de que el recuento de sangre en la circulación haya alcanzado su nadir.
El momento del nadir llega usualmente unos 10 días después del tratamiento, aunque esto puede variar dependiendo de los fármacos administrados. La preocupación durante la etapa del nadir es que en este momento la primera línea de defensa del cuerpo contra las infecciones, los leucocitos, y las plaquetas, que ayudan a la coagulación sanguínea, están bajos y la persona es más susceptible a infecciones y hemorragias. La dosis siguiente de quimioterapia sólo se administra después de que los recuentos sanguíneos de la persona hayan superado el nadir y se hayan recuperado a un nivel seguro.
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